domingo, 30 de mayo de 2010

Principio de oquedad

Para A. A.

Qué me dirías si te digo
que quiero jugar con el arete que está debajo de tus labios
que quiero tomarlo entre mi lengua
moverlo
y jugar mientras rozo tu boca
con los míos.
Qué me dirías si me pongo verdaderamente sensible
para que
con cualquier roce
cierre mis ojos y trate de sentirte.
Qué me dirías si revuelvo tu ropa
y busco tu boca y busco tu cuerpo
y busco tu cara y busco tu pelo
y me busco en ti mientras me tocas.
Qué me dirías si descubro tu desnudez
con mi mirada torva y mi boca seca que te degusta.

Sensible eres ante la caricia y sensible soy ante la tuya, pero quiero detenerme en un primer y único instante (y aquí fantaseo): en tu boca sorpresiva, en tus labios casi abiertos y tu mirada descubierta hundida en sí misma. Dante, por favor: “En medio del camino de nuestras vidas, me encontré en una selva oscura”. Principio de oquedad.

1 comentario:

pukirocks dijo...

agridulce, o como una cicatriz que no te peudes dejar de rascar, me gusto