miércoles, 4 de abril de 2012

Oficios número 1

Mi nombre es Jaime Jaramillo y mi brazo izquierdo está híper desarrollado. Soy de tez blanca y de complexión delgada. Tengo 42 años y he trabajado desde hace veinte empacando copas en cajas. Es un trabajo mecánico, fácil de hacer, pero que requiere mucha responsabilidad. Las copas que yo empaco no son comunes, es cristalería fina fina y nuestros clientes son tan exclusivos que no puedo ni siquiera pensar en sus nombres (cláusula de confidencialidad). Mi trabajo es muy bien remunerado y tenemos un doctor altamente especializado que nos atiende de todos los males laborales que nos pudieran aquejar.

Hace unos 17 años fue cuando mi brazo izquierdo comenzó a crecer. Empezó como una cosa cualquiera, mi brazo izquierdo estaba más desarrollado y mucho más fuerte y marcado, mientras que el derecho permanecía lánguido. Para ese entonces, hacía tres años que trabajaba en la empresa. Pero conforme pasaba el tiempo, mi brazo empezó a parecer el de un fisicoculturista. Ahora, con 42, ni siquiera el de Schwarzenegger en sus mejores tiempos es comparable. Desde los deltoides hasta los extensores de la mano tienen mínimo el doble de tamaño. Mi bíceps parece una manzana, incluso en reposo, y los tríceps son tres veces más grandes. Están duros como una piedra.

El doctor y yo estamos sorprendidos. Y no sabemos cuáles son las causas. Todo mi cuerpo es normal a excepción del brazo izquierdo. Incluso me han dado incapacidad para que vaya a visitar a los especialistas más renombrados y logren darme, aunque sea, una explicación a mi padecimiento, que, anoto, no impide desarrollar mis actividades diarias, pero sí da mala imagen a la empresa. Nuestros clientes son tan exclusivos y mamones que no podrían tolerar, ni en sueños, que sus copas traslúcidas fueran empacadas por un fenómeno como yo.

Mi nombre es Jaime Jaramillo y tengo 42 años de edad. Desde hace veinte trabajo empacando copas en cajas. Mis movimientos laborales se limitan sólo a mover el brazo izquierdo para recoger las copas. Me agacho un poco flexionando las rodillas y con la mano izquierda recojo la copa que no es ligera (alrededor de medio kilo). Las levanto sólo con el brazo izquierdo y la guardo en una caja. Cuando la caja está llena (12 copas), cierro las tapas con la mano derecha. Esta operación la hago alrededor de 2400 veces al día para cumplir con la cuota señalada de empacar 200 cajas. He desarrollado esta tarea durante años y para mover sólo el brazo izquierdo me pagan muy bien, además de que tengo seguro médico con los más renombrados especialistas.