lunes, 23 de abril de 2012

Cántico espiritual

En estos tiempos de calor
la primavera acelera mis pulsaciones
yo
recién olvidado por una mujer
hago este canto que sirve para aligerar mis penas.
Una vez despreciado por Amor
me urge la caída en la carne
de todas esas hembras que furiosas me esperan.

Debo sentir que comienzo a vivir de nuevo
por eso quiero ver nalgas ondulando
péndulos que se mueven de un lado a otro
cuando caminan y marcan
¡oh dulce cadencia!
los calzones que las aprietan.

Vestidas con pantalones ajustados
o con esas cosas como segundas pieles negras
pegaditas pegaditas
o a contra luz a través de la claridad de las faldas
o tersas como pétalos de rosas cuando se quitan
la máscara de sus calzones satinados
son, ustedes, los bocados que mi cuerpo pide.

Curvas de hembra impetuosa
empaladas por sus tugurios húmedos más sabrosos
asientos del cine más oscuro y frívolo y carnoso
vengan a mí
que las necesito.