Me diste
Como necesarios asideros me aferro
A los objetos que me has regalado.
El poema que ahora escribo,
Lo hago con la pluma que tú me diste.
Me sostengo, casi a ciegas, de tu recuerdo caprichoso,
De tu imagen desnuda, postrada y aparentemente sumisa
en esa oscuridad que tú me diste.
No puedo evitarlo, pero invariablemente
Me aferro a todos aquellos momentos que me diste:
Lágrimas que escurren tus mejillas mientras hacíamos el amor,
Risas y canciones que me recuerdan a ti,
(canciones que tenían un significado previo para mí,
pero que contigo tomaron otro),
el yogurt y el aceite de avellana,
el cus cus y el desayuno en la mañana.
El café calientito antes de salir con tu bicicleta al trabajo.
Ahora que no estás y me ignoras con frialdad,
me son más cercanos y míos,
los objetos (los recuerdos) que tú me diste.
***
Qué lejano me parece ahora el recuerdo
de cuando llorabas
Mientras lentamente,
y siempre tomándote en cuenta,
te penetraba.
***
Remembrar
Me gusta remembrarte en la oscuridad
Y con el pelo largo.
Tu única mirada de cíclope abierta,
Tu flor como una húmeda boca apretada.
Te rememoro con el pelo corto,
Entre claroscuros y la piel como de plástico a la luz de la veladora.
Hay veces que las lágrimas escurren
Y recorren los ojos.
Otras veces las promesas caminan solas con alas propias,
Y se escapan dejando más llanto que sonrisas.
Yo no lloro, estoy seco,
Pero te acompaño y me mojo,
Te siento en el fondo, hasta dentro.
Paradójico, porque hace tiempo que no te veo,
Y cuando sí, me siento como un fantasma excedente.
Quiero remembrarte con aquellos ojos que eran solo para mí,
Con una sonrisa alegre,
Buscando la mía, y el consecuente beso.
13 de Julio 2008
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