jueves, 9 de octubre de 2008

Mientras hablábamos por teléfono

Mientras hablamos por teléfono

Para B.R.

Es curioso cómo a veces la mente quiere ir en determinada dirección y el cuerpo simplemente va en la contraria. Me acuesto en mi cama con el teléfono en la mano y comienzo a platicar con ella. Hablamos por mucho tiempo, quizás horas, no lo sé, pero en un momento determinado mi mente logra relajarse por completo y mi cuerpo, por increíble que parezca, se tensa.

Ella, gustosa de los placeres gastronómicos, me habla de las bondades que el aceite de avellana tiene sobre el cuerpo. El mío, al escucharlo, se relaja tensamente.

Conforme la conversación sube de tono y de espesidad (ahora habla del yogurt), siento cómo, sin control y de manera algo animal (a pesar de que ella siempre dice que es mejor ir despacio), hago desesperados intentos por aplacarme.

Ella, por ningún motivo, puede notar que estoy tenso y agitado.

Callo y dejo que hable, y mientras la plática continúa, escucho su voz pero no la oigo, es apenas un susurro lejano en mi rígido espasmo que explota en una relajación total, esta vez de cuerpo y mente. Ella continúa hablando, yo retomo el tema con los ojos casi entornados y con una sonrisa en el rostro.

Ella, no se ha dado cuenta de nada.

27 de abril 2008
Ciudad de México

2 comentarios:

pukirocks dijo...

soy fan de este texto.

Jair dijo...

El texto está bien diseñado y aunque no te he leído mucho en este género. Debo decir que tus ideas son bien concretas. Manejas adecuadamente el hilo narrativo y el punto climático (el del cuento) está bien colocado. Así como el desenlace es el adecuado. El lenguaje y las figuras que utilizas son correctas, aunque por tu capacidad estoy seguro que podrías elaborarlas más.

No me satisface el tema, pero eso es más un prejuicio personal que una crítica.